En varias ocasiones, recibo comentarios en X (Twitter) agradeciendo mi labor al señalar los problemas del sistema público de pensiones en España, pero con frecuencia me acompaña la pregunta: “¿Qué harías tú para solucionarlo?”. He escrito muchas veces acerca de medidas o reformas necesarias para hacer más sostenible el sistema de pensiones, pero es cierto que los tuits se pierden con el tiempo.
En esta entrada quiero analizar los principales desafíos estructurales del sistema de pensiones en España, revisar modelos internacionales exitosos (Suecia y Países Bajos) y, finalmente, plantear una propuesta de reforma para garantizar la sostenibilidad y equidad intergeneracional del sistema.
Desafíos estructurales del sistema de pensiones en España
El sistema de pensiones en España opera bajo un esquema de reparto, donde las cotizaciones de los trabajadores activos financian las prestaciones de los jubilados y resto de pensionistas. Sin embargo, enfrenta desafíos estructurales que comprometen su viabilidad a largo plazo.
A) Envejecimiento de la población y cambio demográfico
España experimenta un profundo cambio demográfico. La esperanza de vida supera los 83 años, mientras que la tasa de natalidad se sitúa en 1,19 hijos por mujer (2022), una de las más bajas de Europa. Las proyecciones apuntan a que para 2050 habrá 78 jubilados por cada 100 personas en edad de trabajar. Esta evolución demográfica no solo compromete el equilibrio financiero del sistema de pensiones, sino que también aumenta la presión sobre la sanidad y la dependencia, sectores que requerirán financiación adicional.
B) Déficit financiero crónico y dependencia del endeudamiento
Desde 2011, el sistema registra déficits estructurales. En 2024, el déficit contributivo alcanzó el 3,82% del PIB, con un gasto en pensiones que supera los 200.000 millones de euros anuales, absorbiendo más del 13% del PIB. Las recientes reformas han incrementado las cotizaciones, pero estos ajustes han resultado insuficientes para garantizar la sostenibilidad del sistema sin recurrir al endeudamiento ni transferencias desde el Estado a la Seguridad Social. Lo vimos en la última entrada del blog.
C) Elevada tasa de sustitución y su impacto financiero
La tasa de sustitución, la relación entre el último salario y la pensión, en España alcanza aproximadamente el 80% del último salario, una de las más elevadas de la OCDE. En comparación, en Alemania y Suecia se sitúa en torno al 50-60%. Este diferencial contribuye al creciente déficit del sistema y genera una carga fiscal significativa sobre los trabajadores activos (véase el MEI, aumento de bases de cotización máximas por encima del IPC, cuota de solidaridad…).
D) Mercado laboral y productividad
España mantiene una de las tasas de desempleo más altas de la UE (en torno al 11-12%). Además, la temporalidad y la baja productividad (ver esto de BBVA Research) limitan el crecimiento de los ingresos por cotizaciones. Aunque el PIB creció un 3,2% en 2024 y la inflación se situó en el 2,8%, la baja productividad y elevada tasa de paro crónicas evidencian la necesidad de reformas estructurales en el mercado laboral para garantizar la sostenibilidad del sistema de pensiones.
¿Es el sistema de reparto el problema real? Lecciones internacionales
Algunos críticos, especialmente en el espacio liberal o libertario, argumentan que el problema fundamental del sistema de pensiones en España radica en su esquema de reparto, calificándolo de insostenible o incluso de una "estafa piramidal". Sin embargo, existen países que han implementado sistemas de reparto con éxito, garantizando su sostenibilidad y equidad intergeneracional a través de ajustes automáticos y mecanismos de diversificación del riesgo.
A continuación, presento dos modelos internacionales que pueden servir de referencia para una reforma estructural en España.
A) Suecia: Cuentas nocionales con ajustes automáticos
Suecia transformó su sistema de pensiones en la década de 1990, adoptando un modelo de cuentas nocionales dentro del esquema de reparto. Este diseño introduce mecanismos automáticos de ajuste y equilibra la sostenibilidad con la equidad intergeneracional.
El sistema se basa en tres pilares principales:
Pilar 1.1: Pensiones públicas obligatorias. Pensión de ingresos
El sistema opera como un esquema de contribución definida basado en cuentas virtuales o nocionales, donde cada trabajador tiene un "saldo acumulado" que refleja las contribuciones realizadas durante su vida laboral. Sin embargo, este saldo es meramente contable; no hay capitalización real, ya que los ingresos son redistribuidos a los jubilados actuales.
Las contribuciones se calculan sobre los ingresos laborales y de prestaciones sociales, como el desempleo, de forma similar a España. Se aporta el 16% del salario bruto anual hasta un límite anual equivalente a unos 47.000€ en 2024. Si los ingresos no llegan a un umbral mínimo (alrededor de 4.000€) no se realizan aportaciones.
Cada año, el saldo nocional se ajusta automáticamente por el crecimiento promedio de los salarios de la economía. Esto asegura que los beneficios reflejen el crecimiento económico general.
Al alcanzar la edad de jubilación (flexible entre 63 y 69 años), el saldo acumulado se divide entre un “factor de conversión actuarial” basado en la esperanza de vida media restante para la cohorte del jubilado y una tasa de descuento anual del 1,6%.
La pensión, una vez alcanzada la edad de jubilación, se revaloriza de la misma forma que el saldo nocional, a partir del crecimiento de los salarios de la economía.
Adicionalmente, el sistema incluye un mecanismo de equilibrio financiero: Si el valor de los activos implícitos del sistema (futuras contribuciones) cae por debajo de las obligaciones (pensiones comprometidas), el índice de ingresos se sustituye por un índice de equilibrio. Este reduce el valor de las pensiones en vigor y de las cuentas nocionales hasta que el sistema recupera la sostenibilidad.
Pilar 1.2: Pensiones públicas obligatorias. Pensión premium
La Premium Pension es un componente basado en capitalización obligatoria que complementa la pensión de ingresos. Es gestionado de manera individual, con elecciones personalizadas de fondos de inversión.
Se aporta el 2,5% del salario bruto anual, con el mismo tope imponible que la pensión de ingresos (47.000€ en 2024).
Las contribuciones están separadas del sistema de reparto y se invierten directamente en un fondo elegido por el trabajador (más de 500 opciones desde el más conservador al más agresivo).
Si el trabajador no quiere escoger, se invierte en un fondo estatal (AP7 Safa) que sigue una estrategia de alto rendimiento y bajos costes. Para hacernos una idea, la rentabilidad anual promedio de las últimas décadas ha estado entre el 8 y 10%.
Al jubilarse, el trabajador puede convertir el capital acumulado en una renta vitalicia o realizar retiros programados.
Pilar 2: Plan de pensiones laboral
El Pilar 2 del sistema de pensiones de Suecia corresponde a los planes de pensiones laborales (Occupational Pensions), que son fundamentales para complementar los beneficios del Pilar 1.
A diferencia del primer pilar, este es gestionado en gran parte por el sector privado, aunque su existencia y cobertura dependen de acuerdos colectivos entre empleadores y sindicatos. Es considerado un pilar semi-obligatorio, ya que, aunque no está impuesto por ley, más del 90% de los trabajadores suecos están cubiertos debido a la alta sindicalización y la regulación indirecta. Este es un sistema técnicamente avanzado, de capitalización real, y con esquemas bien definidos para garantizar tanto la sostenibilidad como la flexibilidad.
Las contribuciones dependen del convenio colectivo, pero varían entre el 4,5% y el 30% del salario bruto, en función de si se ha rebasado la base máxima de cotización de la pensión pública obligatoria. Por ejemplo, hasta los mencionados 47.000€ se aporta un 4,5% (que se añade al 16% de la pensión de ingresos y al 2,5% de la pensión premium) y el salario a partir de ese umbral se aporta hasta un 30%.
La cotización para estos planes de pensiones se suele realizar a cargo del empleador, aunque en función del convenio colectivo, algunos empleados pueden realizar aportaciones voluntarias. Si el empleado cambia de empresa, todo se mantiene igual, son totalmente portátiles.
Al jubilarse, los beneficiarios pueden elegir entre percibir las prestaciones mediante una renta vitalicia, con pagos programados o de golpe.
Fiscalmente opera como los planes de pensiones en España: se grava únicamente la retirada, y como rentas del trabajo.
Pilar 3: Pensiones privadas voluntarias
El tercer pilar incluye los planes de pensiones privados individuales incentivados fiscalmente. Dada la robustez y suficiencia de los dos primeros pilares, representan una menor proporción en el sistema.
Los resultados han sido positivos: Suecia mantiene una tasa de reemplazo moderada (alrededor del 55-60% del salario medio), evita déficits estructurales y distribuye equitativamente el impacto del envejecimiento entre generaciones. Este modelo demuestra que un sistema de reparto bien diseñado puede ser sostenible y adaptable a los cambios demográficos y económicos.
B) Países Bajos: Pensión universal complementada con fondos de capitalización
El sistema público de pensiones en los Países Bajos se basa en un diseño de tres pilares que combina un componente público de reparto con sistemas privados de capitalización colectiva y voluntaria. Este modelo ha sido altamente valorado por su sostenibilidad, cobertura universal y capacidad de redistribución. A continuación, detallo cada pilar:
Pilar 1: Pensión pública universal
La pensión pública universal garantiza un ingreso básico mínimo para todos los residentes legales en los Países Bajos a partir de la edad de jubilación, independientemente de las contribuciones previas o la situación laboral.
Todos los residentes legales acumulan derechos durante su estancia en el país desde los 17 años hasta los 67 (edad oficial de jubilación en 2024, pero se irá incrementando), es decir, un 2% anual.
Esta pensión es fija y no depende de las contribuciones laborales pasadas del jubilado. Para personas solteras es el 70% del Salario Mínimo Neto mensual, y para parejas casadas del 50% para cada uno. Se ajusta anualmente con el crecimiento salarial.
Se financia a partir de contribuciones específicas de los trabajadores (aproximadamente el 17,9% de los ingresos, con un tope máximo de unos 73.000€ en 2024).
En caso de déficit del sistema, se realizarían transferencias desde el presupuesto estatal para garantizar la continuidad del sistema.
Pilar 2: Plan de pensiones laboral obligatorio
De forma similar al segundo pilar sueco, en Países Bajos existen planes de pensiones laborales semi-obligatorios para todos los trabajadores acogidos a convenios colectivos (más del 90% de la fuerza laboral).
Se financia a través de aportaciones colectivas invertidas en mercados financieros. Las aportaciones suelen ser de entre el 15 y el 25% del salario bruto anual, con el empleador asumiendo la mayor parte (aproximadamente un 70%).
Existe un umbral mínimo de cotización, de 17.500€ en 2024, y un tope a la cotización, de aproximadamente 138.000€ anuales.
Aunque es un sistema de capitalización, funciona con un esquema de contribución definida, con mecanismos de riesgo compartido y de estabilización intergeneracional y ajustes en los pagos para suavizar la volatilidad de los mercados y el riesgo de secuencia.
Pilar 3: Pensiones Privadas Voluntarias
El Pilar 3 del sistema neerlandés se refiere a los planes de pensiones privados y voluntarios, diseñados como un complemento para las pensiones públicas (Pilar 1) y las laborales (Pilar 2). Este pilar está dirigido principalmente a trabajadores autónomos, personas con lagunas en los otros pilares, o para quienes desean incrementar sus ahorros de jubilación.
Hay varios productos financieros disponibles, no solo planes de pensiones individuales. También se pueden contratar cuentas de ahorro con ventajas fiscales o carteras diversificadas.
Es especialmente relevante porque tiene incentivos fiscales significativos que lo hacen atractivo para determinados perfiles, con deducciones máximas del 13,3% de los ingresos brutos (en función de lo aportado al Pilar 2). En la retirada, se gravan como rentas del trabajo.
El sistema de pensiones de los Países Bajos, con sus tres pilares integrados, es más sostenible, equitativo y eficiente que el español, ya que combina una pensión pública universal financiada por impuestos (Pilar 1), pensiones ocupacionales obligatorias y bien gestionadas (Pilar 2) y un robusto sistema de ahorro privado con incentivos fiscales (Pilar 3). Este modelo diversificado reduce la presión sobre las finanzas públicas, fomenta la corresponsabilidad entre empleadores y trabajadores y garantiza mayor estabilidad frente al modelo español, altamente dependiente de cotizaciones laborales y vulnerable al envejecimiento poblacional.
¿Qué podemos hacer en España? Propuesta para un sistema de pensiones público de reparto sostenible
Una reforma estructural debe equilibrar contributividad, suficiencia y sostenibilidad, garantizando una distribución equitativa de los costes entre generaciones. Los modelos de Suecia y los Países Bajos muestran que un sistema de pensiones público puede mantenerse viable y equitativo si se aplican ajustes automáticos, mecanismos de capitalización complementaria y se dota al sistema de transparencia. Aprendiendo de estas experiencias, España puede transitar hacia un sistema más sólido sin comprometer la protección social de los actuales y futuros jubilados.
1. Implementación de un sistema de cuentas nocionales
El primer pilar de la reforma consiste en la transición del actual sistema de reparto de prestaciones definidas a un sistema de cuentas nocionales.
Este mecanismo introduce un registro individualizado de contribuciones, donde cada cotizante acumula un saldo virtual basado en sus aportaciones y en el crecimiento medio de los salarios. La pensión final se calcula en función de la esperanza de vida y del saldo nocional acumulado, garantizando una vinculación directa entre contribuciones y prestaciones.
Transición Gradual
No es posible realizar una implementación inmediata del sistema de pensiones, ya que afectaría tanto a los trabajadores activos como a los jubilados actuales. En su lugar, se puede establecer un sistema mixto durante un periodo de transición de al menos 30 años.
Fase 1: Creación de un sistema mixto
Durante una fase inicial, el sistema de reparto coexistiría con el nuevo modelo de cuentas nocionales, estableciendo un mecanismo paralelo de acumulación.
Nuevos trabajadores: A medida que nuevos trabajadores ingresan al sistema, sus cotizaciones son registradas en cuentas individuales. Estos trabajadores verán cómo sus aportaciones a la Seguridad Social se acumulan en cuentas nocionales, y la pensión futura será calculada sobre esa base.
Trabajadores actuales: Los trabajadores que ya estén en el sistema de reparto seguirán bajo ese modelo, pero con una gradual integración de elementos de las cuentas nocionales en sus futuras pensiones. En otras palabras, los trabajadores actuales no pierden sus derechos, pero sus pensiones futuras empezarán a depender parcialmente de sus aportaciones individuales.
Traslado de contribuciones a cuentas nocionales: Una parte de las cotizaciones de los trabajadores actuales (aquellos que ya tienen derechos acumulados) se destinaría a las cuentas nocionales de manera proporcional. Esto implica que las personas con más años de cotización en el sistema de reparto recibirán un mayor valor en sus cuentas nocionales.
Pensionistas actuales: No verán modificadas sus prestaciones en cuanto a la adaptación al sistema de cuentas nocionales, pero se explicarán a continuación una serie de ajustes que sí aplican a su pensión, con el objetivo de repartir las cargas de la transición hacia un modelo sostenible.
Fase 2: Transición a la acumulación exclusiva en cuentas nocionales
Después de una década de coexistencia de los dos sistemas, se avanzaría hacia una mayor integración del sistema de cuentas nocionales, con el sistema de reparto cada vez más marginal.
Incremento progresivo de las cotizaciones a las cuentas nocionales: Se elevaría gradualmente el porcentaje de las cotizaciones que se destinan a las cuentas nocionales, hasta llegar al 100% para los nuevos trabajadores. Para los trabajadores de la fase intermedia (que han estado en el sistema de reparto), el porcentaje de cotización que va a las cuentas nocionales aumentaría lentamente.
Revisiones de derechos adquiridos: Las pensiones de los trabajadores actuales y de los que se hayan ido incorporando al sistema a lo largo de los primeros años del proceso deben ser revisadas para garantizar que los derechos adquiridos en el sistema de reparto no se vean recortados. En este sentido, se puede establecer un sistema de “acuerdos transitorios” para mantener unas pensiones mínimas garantizadas.
Fase 3: Transición completa a las cuentas nocionales
Esta fase sería el último paso hacia la plena implementación del sistema de cuentas nocionales.
Una vez el sistema haya madurado y se haya establecido que los trabajadores nuevos tienen sus pensiones completamente vinculadas a sus aportes a las cuentas nocionales, el sistema de reparto quedaría suprimido. Este sería un proceso gradual, en el que las pensiones de los jubilados del sistema de reparto serían cada vez menos dependientes de las cotizaciones de los trabajadores activos.
Parámetros actuariales y tipo de interés nocional
El tipo de interés nocional es uno de los parámetros más importantes en un sistema de cuentas nocionales y determina cómo se acumulan las contribuciones de los trabajadores durante su vida laboral. Este tipo de interés simula el rendimiento que tendría la "inversión" de las cotizaciones si estas se gestionaran en un fondo real, aunque en un sistema de cuentas nocionales no se realiza una inversión real de los fondos.
Determinación del Tipo de Interés Nocional:
Productividad laboral: El tipo de interés nocional debe estar relacionado con la productividad económica del país. En muchas propuestas de modelos de cuentas nocionales, el tipo de interés nocional es una función de la productividad laboral. Por ejemplo, podría calcularse como un porcentaje que refleje el crecimiento promedio de la productividad por trabajador.
Crecimiento económico real: En lugar de utilizar un rendimiento específico de mercado, el TIN podría vincularse al crecimiento real PIB per cápita del país. Esto implica que el rendimiento de las contribuciones sería proporcional al crecimiento de la economía del país a lo largo del tiempo. Especialmente relevante para su sostenibilidad (véase esto de Devesa y otros)
Rentabilidad estable a largo plazo: Es importante que el TIN no sea demasiado alto ni demasiado bajo, ya que esto podría generar distorsiones en el cálculo de las pensiones futuras. En la práctica, algunos modelos internacionales utilizan un TIN fijo a largo plazo, ajustado regularmente según las condiciones económicas.
Factores demográficos: En un sistema de cuentas nocionales, el TIN también debe reflejar los factores demográficos del país, especialmente la longevidad. Los países con una población envejecida como España pueden optar por ajustar el TIN a la baja si la esperanza de vida aumenta significativamente, para evitar que las pensiones sean demasiado altas en comparación con la capacidad económica del país.
Cálculo de la pensión anual
Una vez que se ha determinado el saldo acumulado en la cuenta nocional (aportaciones del trabajador capitalizadas por el TIN), se convierte en una pensión anual. Para ello, se utiliza un factor de conversión que convierte el saldo de la cuenta en una pensión mensual o anual.
Este factor de conversión varía de acuerdo con:
Edad de jubilación: Cuanto mayor sea la edad de jubilación, menor será el factor de conversión, ya que el saldo se distribuye a lo largo de menos años.
Sexo: Las mujeres, en promedio, tienen una mayor esperanza de vida que los hombres, lo que puede implicar una pensión más baja si se utiliza un factor de conversión distinto según el género. Sin embargo, como en la mayoría de sistemas de cuentas nocionales, se podría optar por un factor de conversión común para evitar discriminaciones.
Demografía del país: El cálculo se ajusta conforme aumente o disminuya la esperanza de vida en la población.
Índice de revalorización de las pensiones
El índice de revalorización de las pensiones en vigor debería reflejar los principios de sostenibilidad financiera, de correlación con las contribuciones a lo largo de la vida laboral y de ajuste a la evolución de la economía y la demografía.
Bajo el nuevo sistema de cuentas nocionales, el índice de revalorización debería basarse en una combinación de los siguientes factores:
Crecimiento real del PIB (ajustado por la productividad): Un porcentaje relacionado con el crecimiento del PIB per cápita, ya que un mayor crecimiento económico implica una mayor capacidad para generar ingresos fiscales, lo que permite el pago de pensiones más altas.
Crecimiento de los salarios nominales: Las pensiones deben seguir la evolución de los salarios, ya que el sistema de cuentas nocionales asocia directamente las pensiones con las cotizaciones laborales, las cuales están ligadas a los ingresos salariales.
Ajuste por esperanza de vida: Un componente que permita realizar ajustes anuales en función de la evolución de la esperanza de vida. Esto reflejaría la mayor longevidad y garantizaría la sostenibilidad del sistema, asegurando que las pensiones no se mantengan excesivamente generosas si la gente vive más tiempo.
Por ejemplo, el índice puede calcularse asignando un peso del 60-70% al incremento de los salarios, el peso del 40-30% restante al incremento del PIB per cápita, y aplicar un descuento con el aumento de la esperanza de vida para la cohorte de edad del pensionista ese año.
Ajustes y flexibilidad en la edad de jubilación
El sistema de cuentas nocionales puede incluir ajustes adicionales en función de la edad de jubilación, y esta puede flexibilizarse en tanto que el sistema se adapta a los años restantes de vida percibiendo la pensión.
Jubilación anticipada: Los trabajadores que se jubilen antes de la edad legal de jubilación (por ejemplo, a los 63 años en lugar de los 67) verán una reducción en su pensión, ya que las aportaciones en su cuenta se distribuyen a lo largo de más años, lo que genera una pensión más baja. Además, para desincentivar (pero no prohibir) las jubilaciones anticipadas, se incluye un ajuste actuarial negativo para quienes se jubilan antes de lo previsto.
Aplazamiento de la jubilación: Por el contrario, quienes decidan aplazar su jubilación (por ejemplo, a los 70 años en lugar de los 67) pueden ver incrementada su pensión, ya que su saldo acumulado se distribuirá a lo largo de menos años. Esto se puede incentivar (pero no obligar) con ajustes actuariales positivos, que compensen la demora en la jubilación.
La edad de jubilación oficial se iría incrementando con el aumento de la esperanza de vida, manteniendo los rangos de jubilación anticipada y aplazada con esa edad oficial de referencia.
Medidas adicionales sobre el sistema de reparto durante la transición
La transición hacia un sistema de cuentas nocionales implica que los jubilados actuales y los trabajadores próximos a la jubilación reciban pensiones superiores a las que recibirán los futuros jubilados bajo el nuevo modelo. Es fundamental implementar reformas que equilibren el coste de las pensiones de los jubilados actuales con los futuros.
Eliminación gradual de una paga extra y prorrateo
Con el fin de equilibrar los costes intergeneracionales derivados de la transición hacia un sistema de pensiones basado en cuentas nocionales, planteo la eliminación gradual de una paga extra para los jubilados actuales que siguen beneficiándose del modelo de reparto y los trabajadores sujetos al modelo mixto, que aún incorpora un componente de reparto. Este ajuste se realiza en el contexto de la necesidad de moderar el efecto de la reciente subida de las pensiones de 2023, de un 8,5%, cuyo impacto intergeneracional requiere ser compensado a largo plazo para mantener la sostenibilidad del sistema.
Eliminación progresiva de una paga extra (reducción del 7,1% de las pensiones) en un periodo de cinco años. Esta medida afectará solo a los jubilados actuales que no estén sujetos al modelo de cuentas nocionales y a aquellos que se encuentren bajo un modelo mixto, en el cual coexisten elementos del sistema de reparto. La reducción anual del importe de la paga extra será equilibrada de modo que el ajuste final (en el quinto año) llegue a ser cero. Se aplicaría de manera parcial y progresiva a las pensiones por debajo de la pensión media de cada régimen.
Las pagas extras se prorratearán en 12 mensualidades durante el mismo periodo de transición.
Este proceso permitirá reducir las tensiones fiscales que provoca la coexistencia de pensiones relativamente más altas bajo el sistema de reparto, mientras que garantiza que el ajuste se realice de forma progresiva y equitativa.
Ampliación del periodo de cálculo del componente de reparto
Es necesaria también una ampliación progresiva del período de cálculo para la determinación de las pensiones dentro del modelo actual o modelo mixto. Esta medida se alinea con la progresiva adaptación del sistema hacia un modelo más homogéneo y menos generoso, en términos relativos, como el de cuentas nocionales.
Ampliación progresiva del período de cálculo de las pensiones en el sistema de reparto o modelo mixto, con el objetivo de incrementar la referencia a 35 años de vida laboral para determinar la base de la pensión.
Esta medida se llevará a cabo de forma gradual, permitiendo un periodo de adaptación de 10 años (ampliando 1 año cada año) para que los trabajadores en edades cercanas a la jubilación puedan ajustar sus expectativas.
Esta medida, a su vez, facilita la transición hacia el sistema de cuentas nocionales, en el que las pensiones se calculan a partir de la acumulación de aportaciones durante la totalidad de la vida laboral.
Mecanismo de Revalorización Progresiva
Se modifica el índice de revalorización de las pensiones actuales (IPC) durante el periodo de transición, con el objetivo de eliminar gradualmente la mayor generosidad del sistema de reparto respecto al modelo de cuentas nocionales.
El índice de revalorización puede basarse en un modelo mixto que combine varios factores para determinar el ajuste anual de las pensiones actuales. Este índice sería un promedio ponderado de los siguientes componentes:
Inflación (IPC): La revalorización debe reflejar al menos el IPC para asegurar que los pensionistas no pierdan poder adquisitivo frente a la inflación. Este componente puede tener un peso importante en los primeros años de la transición, cuando el ajuste es menor.
Crecimiento económico: Se podría incluir un componente basado en el crecimiento del PIB (por ejemplo, un porcentaje del crecimiento anual ajustado por la productividad) para que las pensiones evolucionen conforme a la capacidad económica del país. Esto también permitiría que las pensiones aumenten en línea con el bienestar económico general.
Índice de sostenibilidad del sistema: Este componente podría estar vinculado a la evolución de los recursos del sistema de pensiones, el déficit contributivo y la relación entre cotizantes y pensionistas, asegurando que el índice no supere la capacidad financiera del sistema. Este índice (negativo) se aplicaría progresivamente para alinear las pensiones con las previsiones del modelo de cuentas nocionales. Durante los 5 años en los que se reduce el importe de una paga extra a cero no se aplicaría.
El Mecanismo de Revalorización Progresiva en ningún momento debería reducir las pensiones actuales. Las pensiones no serán recortadas, pero el índice de revalorización puede ser inferior al IPC durante la transición. Esto permitirá que las pensiones de los jubilados actuales mantengan su poder adquisitivo básico, pero alineándose poco a poco con la tendencia del nuevo sistema.
Para evitar que las pensiones más bajas sufran un impacto desproporcionado, se puede establecer un umbral mínimo de revalorización (por ejemplo, el IPC) para pensiones inferiores a un cierto límite (por ejemplo, 80%-90% del SMI), asegurando que los pensionistas con pensiones más bajas no vean reducciones significativas en su poder adquisitivo.
Este modelo permite que las pensiones actuales sigan siendo competitivas, pero ajustándose a las realidades económicas y demográficas del futuro sin generar un impacto social o económico abrupto. Probablemente, la aplicación exclusiva de estas medidas ya mejoraría significativamente la sostenibilidad y equidad intergeneracional del sistema a largo plazo, mucho más de lo que lo han hecho las reformas recientes.
Transparencia y educación financiera
El fortalecimiento de la transparencia en un sistema de pensiones basado en cuentas nocionales es fundamental para garantizar su eficacia, equidad y sostenibilidad. Este es uno de los principales defectos del sistema actual: no existe transparencia ni a nivel individual para los cotizantes y pensionistas, ni a nivel del sistema para evaluar su sostenibilidad.
En el sistema de cuentas nocionales los trabajadores deben tener acceso a sus cuentas personales en tiempo real, donde puedan consultar la evolución de sus cotizaciones, el tipo de interés nocional aplicable y el saldo acumulado en su cuenta. Esto no solo aumenta la confianza en el sistema, sino que también incentiva la responsabilidad individual, ya que los ciudadanos estarán al tanto del impacto de sus aportes en su pensión futura.
El sistema debe proporcionar a los trabajadores información clara y accesible sobre cómo se calculan sus pensiones y cómo evolucionan las contribuciones y el saldo de su cuenta. Esto incluye informes periódicos que expliquen de manera detallada las variables que afectan a su pensión, como las expectativas de longevidad, el crecimiento económico y los rendimientos de la productividad.
Al mismo tiempo, debe existir un sistema de informes anuales que detalle la situación general del sistema de pensiones, incluyendo:
El saldo global del sistema.
La relación entre cotizantes y pensionistas.
Las previsiones económicas y los ajustes en el tipo de interés nocional.
El nivel de suficiencia de las pensiones.
Por otro lado, uno de los mayores desafíos en un sistema basado en cuentas nocionales es la educación financiera de los ciudadanos, algo que en España tiene una gran margen de mejora. Para que el sistema sea verdaderamente transparente y comprensible, es esencial que la ciudadanía sea capaz de entender cómo funciona su cuenta y cómo pueden optimizar sus aportes para asegurar una mejor pensión en el futuro.
Se deben implementar campañas regulares de educación financiera que expliquen en términos sencillos el funcionamiento de las cuentas nocionales y las mejores prácticas para maximizar los beneficios a lo largo de la carrera laboral.
Asimismo, para mejorar la comprensión del sistema, deberían crearse herramientas online como simuladores que permitan a los ciudadanos calcular y proyectar sus pensiones según su historial de cotización y otros factores.
2. Pilar complementario de capitalización obligatorio
De la misma forma que en Suecia o Países Bajos, debemos incorporar un segundo pilar complementario de planes de pensiones de empleo semi-obligatorios para los trabajadores sujetos a convenios colectivos.
Los planes de pensiones de pensiones de empleo (occupational pensions) son un vehículo de inversión donde los trabajadores, a través de sus empleadores, hacen aportaciones para su futura pensión. En el sistema propuesto para España, este fondo estaría compuesto por contribuciones tanto del empleador como del trabajador.
Los fondos de pensiones serían gestionados colectivamente a nivel de sector o grupo de empresas, lo que permitiría una mayor diversificación y reduciría los costes administrativos.
Cada trabajador tendría una cuenta individual de pensión donde se acumularían sus aportaciones a lo largo de su vida laboral. La rentabilidad generada por el fondo sería atribuida directamente a la cuenta individual de cada trabajador.
Para su financiación inicial, una opción para incorporar progresivamente este componente de capitalización sin aumentar las cotizaciones actuales o mermar la financiación del sistema de cuentas nocionales sería utilizar el actual sobrecargo a las cotizaciones (MEI) en vez de para llenar el Fondo de Reserva, para realizar aportaciones al sistema de capitalización. La Cuota de Solidaridad también podría ser utilizada con este fin y, según se vaya realizando la transición al modelo de cuentas nocionales y las cuentas estén más saneadas, se podrían traspasar gradualmente 3-4 puntos porcentuales de las cotizaciones por contingencias comunes actuales al sistema de capitalización, eliminando progresivamente el MEI y la Cuota de Solidaridad.
Este pilar podría ser complementado como en otros países con un tercer pilar de capitalización individual voluntaria, ofreciendo incentivos fiscales para el ahorro a largo plazo, pero los dos primeros pilares deberían bastar para mantener la suficiencia de las prestaciones en la etapa de la jubilación.
3. Medidas adicionales
Reforma de las pensiones de viudedad
Al igual que otros países de nuestro entorno, se debería reformar el sistema hacia un modelo en el que se reduzca la dependencia de los supervivientes del sistema público y se fomente su reincorporación al mercado laboral. Para generaciones más jóvenes, con mucha menor brecha laboral, debería limitarse en cuantía y en tiempo mientras la persona esté en edad de trabajar.
Reforma de las pensiones no contributivas y complemento a mínimos de la pensión contributiva
Las pensiones no contributivas y la pensión mínima contributiva se integrarían en un complemento básico de pensión equivalente al importe del IMV. Este complemento se financia exclusivamente con presupuesto del Estado.
En vez de atender a un mínimo de años cotizado para determinar si aplican las condiciones para una PNC o un Complemento a Mínimos, el complemento básico a la pensión se calcula en todos los casos en función del resultado del cálculo de la pensión a percibir con las cuentas nocionales, sujeto a umbrales de patrimonio y rentas alternativas (por ejemplo, alquileres, planes de pensiones, etc.)
Se determinan determinados umbrales de pensión a partir de los cuales este complemento va desapareciendo gradualmente. Por ejemplo, si una persona cuyo resultado de las cuentas nocionales es una pensión contributiva de 3.000€ anuales, se le aplica el complemento básico a la pensión por el 100% (+9.200€ anuales en 2024). A medida que los cálculos pasan determinado umbral de suficiencia (no subsistencia, porque la subsistencia debería ser la del IMV), que podría establecerse en un % del SMI, el complemento no aplica al completo y va disminuyendo.
El objetivo de esta medida es eliminar los saltos que hay actualmente por años de cotización y por umbrales de la base reguladora. Por ejemplo una persona con 14 años cotizando por la base máxima recibe la pensión no contributiva, mientras que una persona con 15 por la mínima, recibe el complemento a mínimos, más elevado. Asimismo, una persona con 15 años cotizados por la mínima percibe la pensión mínima contributiva con una rentabilidad mucho mayor que quien contribuyó de tal forma que su base reguladora determina que su pensión es la pensión mínima más 1€.
Reforma del subsidio de desempleo para mayores de 52 años:
Con el objetivo de incentivar el retorno al trabajo. Algunas medidas:
Condición de participación activa: El beneficiario del subsidio deberá estar inscrito en programas de formación o reconversión profesional, y demostrar una búsqueda activa de empleo. Esto se puede realizar a través de acuerdos con agencias de empleo, donde el trabajador participe en cursos o experiencias laborales en el sector en demanda.
Evaluación periódica: Se evaluará trimestralmente el avance en la búsqueda de empleo, de forma que si no se cumplen objetivos de inserción o formación, se reduzca el subsidio progresivamente.
Subsidio dinámico: Se implementa una bonificación progresiva para fomentar su vuelta al trabajo. Si se aceptan trabajos por debajo del salario de referencia, se recibe un incremento temporal del subsidio. A medida que el trabajador cumple años de subsidio, la cantidad se reduce, hasta eliminarse o transitar hacia el IMV.
Eliminación de la cotización por el 125% de la base mínima de cotización.
Evaluación de las condiciones para percibir el subsidio a nivel hogar y no a nivel individual.
Conclusiones finales
La reforma del sistema de pensiones en España es inaplazable. Sin medidas estructurales, el déficit y la presión fiscal seguirán aumentando, comprometiendo la estabilidad económica del país. La transición hacia un modelo con cuentas nocionales y pilares complementarios, como en Suecia o Países Bajos, permitiría garantizar la equidad intergeneracional y la viabilidad del sistema a largo plazo.
No quiero dejar de resaltar que la sostenibilidad del sistema de pensiones no depende únicamente de su reforma interna, sino que debe ser abordada de manera integral. La mejora de la productividad y los salarios a través de reformas estructurales en el mercado de trabajo, el sistema educativo, especialmente el universitario, para el crecimiento de las PyMEs, y otros ámbitos clave es esencial para crear un entorno económico más robusto y dinámico.
El coste de la inacción superará con creces el de una reforma ordenada y progresiva. Es fundamental alcanzar un acuerdo entre los principales agentes sociales, basado en criterios técnicos y sostenibles, alejados de decisiones coyunturales de corto plazo.
Estoy de acuerdo con que debe hacerse cuando antes, pero ni los sueldos de España son los mismos de los países de su comparación ni la formación financiera ni los rendimientos medios de los fondos de pensiones españoles ( salvo raras excepciones) se acercan al 8 o 10%.
Muy interesante la propuesta aunque se me escapan muchas implicaciones. La propuesta que hizo Ciudadanos de Mochila Austriaca iba por lo que tú propones de cuentas nocionales, ¿no?